En esta ocasión, queremos analizar el impacto ambiental de las instalaciones solares y lo haremos de la manera más objetiva posible. 

La transición hacia el uso de fuentes de energía más limpias es una prioridad global y las instalaciones fotovoltaicas son parte de las alternativas más prometedoras para reducir las emisiones de carbono y mitigar los efectos del cambio climático. Sin embargo, para comprender de manera integral su influencia en el medio ambiente, es necesario considerar todo el ciclo de vida de estas estructuras. Concretamente, desde la extracción de materiales hasta la producción, transporte y disposición de los paneles solares. 

Impacto ambiental de las instalaciones solares: la huella de carbono en la fabricación de paneles

Aunque la energía solar fotovoltaica es una fuente limpia de generación de electricidad, el proceso para hacerla realidad no está exento de desafíos ambientales. Ciertamente, la fabricación de paneles fotovoltaicos deja una huella de carbono significativa. En primer lugar, porque requiere la extracción y procesamiento de diversos materiales, como el silicio y diversos metales: plata, cobre, indio, telurio y litio. Este último, en el caso de las baterías solares. 

Estas materias primas no son abundantes y su extracción tiene repercusiones ambientales notables. La minería contribuye a la emisión de gases contaminantes y, usualmente, provoca daños en el suelo, el aire y el agua, generando problemas de contaminación en las áreas cercanas a las minas.

Por otro lado, aunque el silicio y el vidrio son más abundantes y no tóxicos, el uso de energía en su procesamiento también implica emisiones que se suman a la huella de carbono total de las instalaciones solares. Como ves, los materiales en sí no representan un peligro directo. El impacto ambiental de las instalaciones solares más preocupante está en las consecuencias de la extracción de los mismos, el uso de combustibles fósiles y las emisiones generadas durante el procesamiento y fabricación de los módulos.

En muchos casos, las fábricas de paneles solares se encuentran en regiones como China, donde la quema de carbón e hidrocarburos sigue siendo una fuente principal de energía. Esto implica que, aunque el producto final (el panel solar) es un generador de energía limpia, su proceso de producción inicial contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, el uso intensivo de agua en el proceso de enfriamiento de las fábricas también plantea un desafío en áreas con escasez hídrica, agravando el impacto ambiental.

Emisiones en el transporte de materias primas y paneles solares terminados

Otro aspecto del impacto ambiental de las instalaciones solares a considerar es el transporte de los paneles. Ciertamente, los tipos de placas solares (monocristalinos y policristalinos) con mayor prestigio en el mercado se producen en China, Estados Unidos y algunos países europeos. Esto implica que deben ser enviados a largas distancias hasta los lugares de instalación. Este transporte internacional, ya sea por barco, avión o carretera, contribuye significativamente a las emisiones de dióxido de carbono y otros contaminantes.

Además, en muchos casos, las materias primas para ensamblar los paneles solares provienen de diferentes lugares del mundo, lo que aumenta aún más las emisiones derivadas del transporte. Este impacto ambiental no debe ignorarse.

El mínimo impacto ambiental de las instalaciones solares: un análisis positivo

En Econiza comprendemos que la producción de paneles solares tiene ciertos desafíos ambientales; pero, también, que su impacto positivo es significativo y merece destacarse. La energía solar fotovoltaica es una de las tecnologías clave en la lucha contra el cambio climático, contribuyendo de manera efectiva a la reducción de emisiones globales de CO2.

¡Y no lo decimos nosotros! La Agencia Internacional de la Energía (AIE) destaca que, sin el avance en el uso de tecnologías limpias como la energía solar, eólica, las bombas de calor y los vehículos eléctricos, las emisiones de gases contaminantes habrían aumentado en un ritmo tres veces mayor. A continuación, te explicamos cómo las instalaciones solares impactan positivamente en el medio ambiente en diferentes aspectos clave.

Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero

En efecto, las instalaciones solares, tanto a pequeña como a gran escala, no emiten gases de efecto invernadero durante su funcionamiento. Este factor es crítico para combatir el cambio climático, ya que la producción de energía convencional a partir de combustibles fósiles es uno de los principales responsables del incremento de las emisiones globales. De nuevo, recurrimos a un dato de la AIE: las emisiones de CO2 alcanzaron un nuevo máximo de más de 37,4 gigatoneladas en 2023. Como señalamos arriba, gracias al despliegue de energías renovables -la solar entre ellas- esta cifra no ha crecido tanto como podría haberlo hecho.

En otras palabras, el mínimo impacto ambiental de las instalaciones solares es compensado al ofrecer una forma sostenible de generar electricidad a lo largo de un largo período de tiempo. De hecho, los estudios que evalúan el «tiempo de recuperación de la energía» revelan que, en promedio, un panel solar tarda entre 1 y 4 años en compensar la cantidad de energía utilizada en su fabricación. Si tenemos en cuenta que la vida útil de estas placas solares es de aproximadamente 30 años, esto significa que, durante la mayor parte de su funcionamiento, los paneles solares operan sin generar emisiones adicionales de carbono. Esta condición los convierte en una fuente de energía verdaderamente limpia y sostenible.

Contaminación atmosférica nula, el más relevante impacto ambiental de las instalaciones solares

Sin duda, la contaminación del aire es uno de los problemas de salud pública más graves a nivel mundial. No queremos alarmarte, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 99% de la población mundial respira aire que supera los límites establecidos en sus directrices. Otro estudio reciente indica que cada año se producen 8,34 millones de muertes relacionadas directamente con la contaminación atmosférica. La energía solar tiene el potencial de mitigar este problema de manera efectiva.

En este aspecto, el impacto ambiental de las instalaciones solares es nulo, porque no emiten contaminantes atmosféricos durante su operación. Esto contrasta con las centrales eléctricas de combustibles fósiles, que son grandes fuentes de partículas finas y otros contaminantes que afectan la calidad del aire. En cambio, el uso de tecnologías solares contribuye significativamente a la mejora de la calidad del aire, ya que proporcionan energía para diferentes aplicaciones sin emitir contaminantes directos.

Uso eficiente del agua

Por supuesto, el agua es un recurso vital y, en muchas partes del mundo es escaso. Las instalaciones solares presentan una ventaja significativa en este aspecto, ya que no requieren agua para generar electricidad. En comparación con otras formas de producción de energía, como la hidroeléctrica o las plantas de combustión de carbón y gas, que dependen en gran medida del agua para su funcionamiento, la energía solar se posiciona como una alternativa mucho más sostenible.

Si bien es cierto que el proceso de fabricación de paneles solares consume agua, esta se limita a las etapas iniciales de producción, principalmente para enfriar y procesar los materiales necesarios. Aun así, una vez instalados, los paneles solares no necesitan agua para operar, lo que representa una gran ventaja. Especialmente, en regiones áridas o con escasez de recursos hídricos esta ventaja es crítica.

Uso responsable del suelo

A menudo, el uso de suelo necesario para la instalación de grandes plantas fotovoltaicas se menciona como un desafío para la energía solar. ¿Nos creerías si te dijéramos que este impacto ambiental de las instalaciones solares es relativo y que, en comparación con otros usos de la tierra, la energía solar puede integrarse de manera eficiente en el paisaje? Actualmente, se estima que alrededor del 45% de la tierra habitable en el mundo se utiliza para la agricultura. Y este uso no se ve significativamente afectado por el desarrollo de proyectos solares. 

Según el Great Plains Institute, una organización sin fines de lucro, las plantas solares requieren aproximadamente 4 hectáreas para producir 1 megavatio (MW) de electricidad. Este uso del suelo se considera mínimo y no compromete de manera significativa las actividades agrícolas. Especialmente cuando se utilizan terrenos no cultivables o se aplican estrategias como la agrovoltaica, que combina la producción de energía solar con la agricultura. Así, es posible optimizar el uso del suelo sin afectar la base económica de las comunidades agrícolas.

De hecho, las plantas solares integradas en explotaciones agrícolas proveen la electricidad necesaria en el proceso de conservación de productos lácteos, vegetales y frutas. Econiza ha realizado varios proyectos con este enfoque, como la instalación fotovoltaica para la Quesería Ullastrar.

Ahorro y mínimo impacto ambiental de las instalaciones solares: una combinación perfecta

Si aún te preguntas en qué medida los sistemas de energía solar favorecen al medio ambiente, te ofrecemos un resumen de las ventajas que ofrecen:

• El coste de los paneles solares ha caído más de un 80% desde 2010, facilitando su adopción tanto en hogares como en empresas.
• Te permiten reducir la factura de la luz hasta en un 90%.
• Contribuyen a la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero.
• Ayudan a mejorar la calidad del aire al no generar contaminantes durante su operación.
• El espacio necesario para las instalaciones solares es relativamente bajo y no afecta la agricultura ni otros sectores económicos.

En Econiza, nos enfocamos en ayudarte a disminuir tu factura eléctrica mediante energía limpia, gestionada y supervisada en tiempo real. En este sentido, diseñamos, desarrollamos y gestionamos integralmente sistemas de autoconsumo fotovoltaico adaptados a tus necesidades. Nuestro equipo, joven y capacitado, colabora con clientes destacados para impulsar la transformación en el sector energético. 

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